El Amawta

Era de cara sonriente, de pelos ya casi canosos y rizados, de barba tupida y con una mano entumecida producido por su primer derrame.

El Amawta compraba sus caramelos para sus cráneos humanos que él decía que eran de gentiles que estaban en el perímetro de su chacra. Ellos le cuidaban de malos espíritus y sus guardianes de todo mal augurio. Cuando revisaba los potes y estaban vacíos se alegraba, y con su voz fuerte exclamaba:¡Mis calaveritas han comido sus caramelos!; los nietos que estaban escondidos en el pequeño matorral le escuchaban. Él sabe que ellos han comido los caramelos, no es ningún tonto, ha sido profesor durante 30 años enseñando en pequeños pueblos contratados en su mayoría por dueños de haciendas que quería educar a los hijos de sus mitayos.

Había nacido en un pueblo cercano a San Miguel de Pallaques hijo de un campesino, había nacido alrededor de 1920 y desde niño siempre soñaba con ser un hombre letrado; en sus sueños veía a su abuelo andando junto a Miguel Iglesias durante la guerra del pacífico. Aprendió tan rápido a leer y escribir que eso le sirvió por vocación y al igual que Gabriela Mistral a ser pedagogo autodidacta. En el pasar de los años recorrió parte de San Miguel y San Pablo, el cual fue una biblioteca andante y sobre todo un recolector de cuentos y mitos locales.

Su nieto mayor(mi padre) era su preferido y de paso cuando iba a su abuelo materno tenía que hacer una parada obligatoria donde conversaban durante largas horas en aquella casa de adobe adornada en exteriores por arbustos de berenjenas y Nísperos. Las historias quedan en la memoria de los que le conocieron y pasaron mucho tiempo de aquel hombre que era de cara sonriente, de pelos ya casi canosos y rizados, de barba tupida y con una mano entumecida producido por su primer derrame.

Al igual que Borges él tenía su Pizarnik, en el cual pasó a convivir con ella dándole ocho hijos. En buena manera se amaron a su modo, se respetaron. Él un hombre alto y corpulento no se casó en su pueblo con alguna prima suya o vecina como los demás de su generación, se fue andando a las comunas enseñando de profesor y conoció a su Pizarnik. Ella era una mujer trigueña con una contextura pequeña y agraciada que le debilitaron a tal hombre, pero al igual que un hombre letrado fue imán de esa mujer de diferentes emociones en un minutos que le volvía loco. Esos vacíos emocionales quizás le inspiraban a estudiar y a escribir. Dicen en conversaciones ajenas de la familia que el Amawta se reencarnó en Dyland, tiene la misma forma de atraer a muchas Pizarnik.

Los Barrantes estaban al otro lado de esa pequeña quebrada y eran dueños de esa pequeña hacienda de Polán, le respetaban quizás porque eran de su mismo pueblo  y un hombre derecho de moral y de gran admirable respeto. Con la reforma agraria los mitayos de confianza compraron esa pequeña hacienda creada durante la conquista y uno de ellos era el abuelo materno de mi padre. Se hicieron vecinos y ambos viejos se respetaban y estimaban en gran manera. Murió debilitado por los golpes de los derrames cerebrales. 

Aún las mañanas se respira ese aire de su voz en la quebrada y por debajo de esa montaña llena de cuevas donde fue cementerio de antiguos Caxamarcas. Al poco tiempo también su Pizarnik lo acompañó al más allá. Cuando era niño le compuse un poema:

 
Grande gigante habla entre el peñasco
Tan antiguo su apellido de castellano
Él último de su raza
Reza sus rezos católicos
Pero también cree en los dioses gentiles
Amigo de la rectitud
Amigo del conocimiento
Respetable incluso después de su muerte
Muchos estudiantes aprendieron
Que ya no solo eran Indios
Que eran humanos
Que eran ciudadanos  al dejar de ser iletrados
de tal injusta república
No ha muerto
¡Eso no!
Está escrito en las pequeñas escuelas su nombre
y eso lo sabemos.

 
Sus apuntes de cuentos y poemas se perdieron, nunca fueron publicados. Sé que en su dimensión actual donde está con su pizarnik, sus tres hijos en la misma casita. Quizás el tío Noe esté un poco ebrio, Fidelito esté preparando el yugo y el tío Erasmo esté sentado debajo de esas berenjenas. El Amawta está haciendo su desayuno junto a su Pizarnik queriéndose y entendiéndose a su modo. Las noches se que estará conversando y contando cuentos, o bien estará andando de escuela en escuela enseñando.


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